Condenado
Lentamente se desvanecía aquella sonrisa que llevaba impregnada en el pensamiento desde hace años, pues fue precisamente quién la puso allí quien se encargo de borrarla con engaños y desilusiones, pues le arranco de su terrenal paraíso para conducirlo al infierno de los corazones desilusionados. Era terrible ver como ella se había arrancado las alas para envolverse en llamas, como si fuera una emulación del mismo lucifer que traicionaba y apuñala a quién le ama. Pero el daño ya estaba hecho y a pesar de la traición, de las desilusiones y de que él tampoco era un santo, aún la quería; pero lo hecho, hecho estaba, y mientras ella disfrutaba de todo sin ningún remordimiento, él ya estaba condenado a pasar una vida de eterna agonía, pensando en lo que pudo ser pero ya jamás sería.