De madrugada

Aquí estoy en medio de la madrugada, sobre mi triste sillón imaginándote, pensándote, deseando tus besos, tus abrazos y sobre todo, tus miradas que no me pertenecen, que no son ni serán mías y sin poder culpar al destino o a Dios, sino solamente a ti que así lo has decidido, y sin embargo no te culpo por decidir tu destino, y sin embargo aquí sigo, queriéndote sin parar de imaginarte, deseando tus miradas.