Esperé
Esperé, esperé por ti con la paciencia que nunca tuve. La espera fue larga e inútil, porque el viento nunca trajo tu voz y las estrellas que miraba no eran tus ojos. Deseaba tu mirada con el anhelo de quién teme la oscuridad espera el amanecer, pero tu anhelo no era el mismo, y en lugar de tu mirada o tu voz sólo hubo silencio y ausencia, un silencio que habló más de lo que pensé, uno que decía que no debería esperar más, que aun sin quererlo, debía ponerme de pie y volar. Aunque a veces, sólo a veces, quisiera esperar un poco más.